miércoles, 10 de abril de 2013

CRONICA BREVET 200 KM LERMA

Por fín!!!!!!!!! Sábado 6 de abril, día de la primera Brevet preparatoria para la Madrid-Gijon-Madrid 2013. Como ya sabéis la vamos a hacer en Lerma y es la de 200 km.
Me levanto pronto………, muy pronto……….., a las 5:30 horas AM. Con las legañas puestas voy a la cocina y me doy cuenta de que no veo!!!!!, me he quedado ciego!!!!!!!!! Miro por la ventana y no veo nada, más que todo blanco!!!!!!!!!!! ESTA NEVANDO A SACO!!!!!!!!!!, da igual, por lo civil o por lo militar voy a Lerma, aunque tenga que volver y estar en Gasteiz otra vez a las 10 de la mañana.
Vuelvo a la habitación para ducharme y la mujer desde la cama (con ese sexto sentido que les caracteriza para tocar la moral en los momentos de duda) “¿Qué tiempo hace?” “Bueno, txispea un poquito de nieve pero casi nada”, “Ya estará bien la carretera???????”, “Hombreeee, por supuestoooooo, si son cuatro copillos de nadaaaaaa” (en estos momentos el que las palabras pronunciadas sean las correctas y denoten tranquilidad y seguridad es fundamental, porque en caso contrario es capaz de levantarse de la cama y quitarte el bonobici para todo el fin de semana).
Desayunar, cargar la bici y a por Juan. Cargamos sus bártulos y a Lerma.
La verdad es que la carretera tenía algo de nieve hasta la altura de Nanclares más o menos, el resto perfecto.
Llegamos a Lerma sobre las 7:40 horas más o menos, el tiempo era nuboso, 2º C, pero el suelo seco. Nos inscribimos, nos cambiamos en el baño del hotel y aquí es donde tomamos una serie de decisiones que nos condicionarían, al menos de algún modo, el resto de la prueba.
1.    Yo decidí no coger mi antiestético guardabarros con el que tan a gusto ando, porque total, habíamos visto en el tiempo que las probabilidades de precipitación eran del 30% más o menos.
2.    A pesar de que me llevé un chubasquero bueno, tampoco lo cogí.
3.    A pesar de que llevé frutos secos, tampoco los cogí, total 200 km no es para tanto.
4.    Juan decidió, que como estaba nublado no necesitaba gafas, ya que por algo les llaman gafas de sol……………., nunca nadie dice gafas de nublado………..
5.    También decidió, en un momento de lucidez extrema (recordad que estábamos en los baños públicos de un hotel en Lerma en pelotas, y claro, las neuronas en lugares extraños no trabajan del mismo modo que en sitios en los que se encuentran ya aclimatadas), decidió llevarse un par de calcetines de repuesto……………, para qué?, para que cuando los que llevas puestos se te hayan calado porque el agua te ha atravesado la zapatilla te los cambies? Qué haces con los mojados? Te los metes atrás en el maillot? Y con el agua que ya tienes en el zapato? La sacas a baldes para que no se te mojen los nuevos?
6.    Y por último decidió que los guantes de plástico a ponerse en las manos, interiores a los de la Vitoriana se los pondría más tarde, total, hacía calor 2º C.
Sin saber lo que nos esperaba y todo contentos, a las 8:00 horas AM, salimos unos 20-25 ciclistas aproximadamente de Lerma.
Los primeros kilómetros se fue muyyyyyyy tranquilo, todos en grupo, charlando tranquilamente, a un velocidad de unos 25 km/hora como mucho.
Llegamos a un puertecito muy tendido y en un paraje francamente bonito en el que sin darnos cuenta nos escapamos del grupo y nos quedamos 5.
Aquí es donde cometimos otro error. Los cinco fuimos hasta Salas de los Infantes y se produjo la duda entre los presentes de si en un crece teníamos que ir a la derecha o a la izquierda. Uno se fue a la izquierda, otro a la derecha, y otro se quedó en el cruce. Juan y yo nos fuimos a la izquierda y a unos 100 metros nos paramos, mientras se aclaraban de para donde era, ya que NINGUNO TENIAMOS NI PU---------TA IDEA DEL RECORRIDO (error garrafal). Total que deciden que es para donde estábamos Juan y yo, vemos que vienen hacia nosotros y entre que nos montamos en la bici de nuevo, y nos ponemos en marcha, pasan sin decirnos nada y sin tan siquiera aflojar un pelín para continuar los cinco juntos, con lo cual en este momento nos quedamos Juan y yo en tierra de nadie y sin tener ni pajolera idea del recorrido.
Por cierto, se me ha olvidado decir que desde que coronamos el puertecillo estaba nevando.
Con lo cual, continuamos por la carretera y fuimos preguntando en cada uno de los pueblos y cruces a ver si íbamos bien hacia Covaleda. La peña nos miraba como las vacas al tren, porque dos fulanos, en bici, de rosa, y con el frío y la que estaba cayendo, pues dos pirados fijó, lo que pasa es que como tenemos cara de buena gente no se llegaban a asustar, bueno, igual de Juan un poco……..
A medida que avanzábamos, íbamos subiendo, llegando a la cota máxima, creo que a unos 1.200 metros, donde la nieve ya empezaba a cuajar en la carretera, con lo cual nos estaba empezando a entrar un poco el cangelo, por posibles bajadas en las que la tendríamos que esquivar.
Encima, la nieve no eran los típicos copos gordos, si no txispitas como de granizo, que a Juan le hacían bastante daño en los ojos, ya que al no llevar gafas le pegaban de pleno en la cara. Yo que llevaba gafas y braga, las notaba en los papos…….
Bueno el caso es que de una santa vez llegamos los dos solitos a Covaleda, y por fin entramos en un bar que tenía una estufa y como si nos viniera Dios a ver.
Las bicis tenían los tubos duplicados de grosor del hielo que se les había creado alrededor. A mí, se me había hecho en la zapata delantera una plasta de hielo, que me rozaba con la rueda y me metía un chirrido, y encima se no se quitaba ni dándole con la mano. A uno de los que había ido delante nuestro, que tenía cambio electrónico, le daba problemas y no le funcionaba con el cambio.
Aquí en el bar, recuperamos fuerzas, bocata, coca-cola, café. Uno de los que estaban en el bar dijo que por un puertecito que teníamos que pasar no se podía ir porque tenía mucha nieve y posteriormente, como llegó el organizador este decidió modificar ligeramente el trazado, de modo que prácticamente el recorrido fuera el mismo y que los kilómetros finales resultaran iguales.
De los tres que habían llegado antes que nosotros, uno se marchó solo y nosotros nos fuimos con los otros dos, ya que como no teníamos ni pajolera idea del trazado y ni tan siquiera un triste plano medianamente decente, pues a alguien nos teníamos que pegar.
De la primera firma (km 90 más o menos), teníamos que regresar en parte por el camino realizado y luego pasar a otro valle pasando por un pequeño puerto, también bastante tendido. Este tramo lo hicimos a bastante buen ritmo y sin problemas, a excepción de Juan, que como los copos le seguían pegando en los ojos, en las bajadas se tenía que poner una mano a modo de visera, porque si nó, no podía abrirlos, así que bajaba con una mano. Con lo gran bajador que sabemos que és…., peligro mundial.
Llegamos a Palacios e hicimos la segunda firma (km 145 + o -), y aquí cometimos otro error. Tomamos una coca-cola pero no comimos nada.
Salimos de Palacios y dejó de nevar, pero salió un viento de cara que nos hizo ponernos a todos en fila, y conseguir una velocidad de 25 km/hora como mucho y con bastante esfuerzo. Encima el tramo de carretera que nos tocaba ahora era de continuos toboganes, subir, bajar, subir, bajar, ….., hasta que en uno de estos vemos que Juan (que había conseguido unas gafas de unos que se había retirado y estaba en las firmas de Palacios) se queda. Me voy rezagando para esperarle mientras los otros dos continúan avanzando, pero a un ritmo lento, y veo como a pesar de todo se sigue quedando más. Tiene un pajarón que no puede ni con los calcetines que lleva atrás.
Le doy un gel que tenía y justo llega la furgoneta de la organización. Le dan una barrita. Se lo devora todo y mientras que me estoy poniendo otra vez los guantes de invierno, el tío se pone detrás de la furgoneta, coge carrerilla y adiós muy buenas. Intento pillarles, y cuando casí les alcanzo veo que los otros dos estaban esperando en la orilla de la carretera. Freno para decirles que ya está recuperado y para cuando nos ponemos los tres en marcha, vemos que Juan ya está en lo alto del repecho. Ya no le vimos más hasta Hortiguela, al muy……………..RATTONER.
Continuamos los tres dándonos relevos hasta Hortiguela, y yo aquí llegue fundido, si hubiera tenido que continuar 20 km más a ese ritmo y sin comer nada, creo que me habiera tirado en una cuneta y me hubiera puesto a llorar para ver si alguien se apiadaba de mí.
Cuando llegamos a Hortiguela, el Rattoner Juanito, se había comido un pincho de tortilla con una cañita, se había tomado un café y estaba más fresco que una lechuga.
Yo me comí pincho, y me tomé dos coca-colas de lata.
Ya solo quedaban 30 km y teóricamente dos repechos. Era cierto, el último tramo, aunque se nos hizo algo largo porque íbamos todo el rato a 40 y a 33 km/hora y encima los puntos kilométricos de la carretera nos indicaban los kilómetros que nos quedaban, el trazado era bastante llevadero en comparación con lo que habíamos pasado, y el viento ahora nos pegaba de lado.
Al final, a las 17:10 horas PM llegamos a Lerma de nuevo, con 210 km realizados más o menos y una media de 28 km/hora aproximadamente.
Nos dimos una ducha en el hotel que fue como la salvación y luego un bocata de tortilla de patata con una caña que a mí me supo a la mejor mariscada del mundo mundial.
Agradecer a la organización los medios puestos, el trato, la ducha, el bocata y que sepan que si no ocurre nada extraño a la de 300 km estamos allí seguros, aunque eso sí, con las siguientes mejoras porque si nó, yo igual no llego:
1.    Nos miramos el trazado en condiciones y nos llevamos aunque sea un triste plano.
2.    Vamos más despacio, que vayamos sobrados y no al límite como en este caso.
3.    Comer, comer, comer y comer y beber, ostia, con lo que me gusta y que se me olvide manda huevos.

1 comentario:

  1. Tiene mucho mérito lo vuestro!
    Con un par! mejor dicho, con dos pares!

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