lunes, 8 de octubre de 2012

Crónica del 23 de septiembre de 2012





Nos levantamos y le damos un vistazo al recorrido que toca hoy, una vez comprobado que vamos hacia el sur toca revisar el tiempo, temperatura muy buena, pero avisa que pueden existir rachas de viento fuertes, pero que sopla en sentido sur-norte, así que toca venir volando, perfecto. Ahora tocar mirar por la ventana y la verdad es que la temperatura es buena, pero no hace ni gota de viento, así que mejor, que mejor.

Vamos hacia la Fuente de los Patos, suave, suave, hay que ir calentando poco a poco, que ayer también salimos Juan, J.J. y Sergio y algo se nota en las patas, que todavía tiemblan cuando se han dado cuenta que hay también les toca dar pedales.

En el punto de encuentro afluencia media de gente, y de la grupeta Joselito, Felipe, Ramón, Juan y Sergio.

Partimos rumbo al puerto Zaldiaran y a pesar de algún revoltoso que otro que intenta acelerar el ritmo del pelotón se sube “cómodo” (notar que está entre comillas y con letra cursiva). Se corona y aquí es donde se acelera del ritmo de modo importante, en la bajada y ya en prácticamente todo el trayecto hasta Haro, donde nos encontramos con bastantes ciclistas a los que, como no podía ser de otro modo, los adelantamos con una facilidad pasmosa.
En el trayecto hasta Haro comienza a hacer acto de presencia el viento, pero no es importante y la verdad es que esa será la tónica de todo el día, viento que da por todos los lados menos de detrás, aunque sí bastante por detrás, pero sin que suponga un entorpecimiento excesivo para la marcheta.

Una vez pasado Haro y antes de llegar a Briones es donde nos encontramos con unos furtivos de la grupeta que misteriosamente iban por delante nuestro, pero que habían pinchado y estaban arreglando la rueda. Estos son J.J., Javi Txiki y Enrique. Aquí es donde Juan, conocida por todos su pericia para el arreglo de pinchazos, decide detenerse a ayudarles, el resto, totalmente insolidarios continuamos para adelante.

Subimos las rampas hacia Briones, de aquí vamos San Vicente de la Sonsierra con su correspondiente repechón que se sube bastante alegremente y desde aquí hasta Rivas de Tereso, donde resulta pelín pestosillo el último tramo, con una cuesta que no parece cuesta, un aire que parece que no sopla, y un ritmo que parece que se vá despacio, pero que van calentando las patitas de forma alarmante y cuando por fin ves las casas del pueblo, das las gracias por no tener que continuar subiendo y poder parar un poco.

Paramos para llevar a cabo la firmas y allí que nos los encontramos……….., tomando tranquilamente una cocacolita en una silla todo pachorros………., LOS QUE HABIAN PINCHADO QUE NOS HABIAN ADELANTADO!!!!!!!!!! Son Indurains???????, Contadores?????, vuelan??????, se pueden hacer invisibles?????? NO!!!!!!, que como se habían quedado muy rezados del grupo por el pinchazo y para no hacernos esperar mucho en las firmas…….., pues habían tomado un atajillo……., pero siempre y en todo momento pensando en el resto de la grupeta…….., faltaría más……

Retomamos fuerzas y partimos con pereza pues desde el minuto cero toca subir el puerto de Rivas de Tereso, que no es que sea una pared, pero es largo, y así en frío, después del descanso, pues da pereza.

Comenzamos subiendo despacito, y allí que vemos que un miembro de la sociedad…., cercano a la grupeta…….., veterano……., con mostacho blanco……, reputado cicloturista cuando le cuenta a la mujer las palizas que nos dá en la carretera (no voy a dar más pistas que luego todo se sabe y hay cosas que se tienen que quedar en el asfalto), vemos que se empieza a rezagar, a pesar de que había salido un poco antes para ir tomando ventaja.

Preocupados, le preguntamos a ver si necesitaba algo, si estaba bien……., porque sus labios permiten intuir una leve sonrisa (en condiciones normales cuando se vé que uno flaquea el resto lo que hace es tirar más fuerte, pero en este caso hubo excepción) y he aquí que nos enteramos que todo lo que alcanzaban a ver nuestros ojos le pertenecía y que lo estaba disfrutando……., FLIPA!!!!!!!!, como no podía ser de otra manera lo dejamos atrás y que subiera como pudiera, no le volvimos a ver en el resto del día.

Antes de coronar el puerto de Rivas pudimos adelantar a algún pro rezagado y darle ánimo diciéndole que ya le quedaba poco (que mala leche tienen algunos) y el contesto que es que no tenía prisa, pero una vez en la bajada nos adelantó como una exalación.

Bajada del puerto y una vez en Peñacerrada pues dirección Vitoria-Gasteiz, a ritmo alegre subiendo y bajando las cuestecillas, para llegar al Puerto Vitoria, meter hierro y subida tranquila con bajada, como no podía ser de otro modo, al Arkatza. El resto ya no lo cuento, pero solo adelantaré que acabamos en un bar regentado por gente con rasgos orientales.