viernes, 28 de octubre de 2011

“Todo esfuerzo tiene su recompensa”

Aunque cueste reconocerlo, hoy en día, la mujer sigue ocupando poco espacio en el ciclismo. Pero esta realidad no es motivo para que mujeres como Maite Castillo se vistan el mallot, suban a la bici y pedaleen como una más del pelotón.
Esta joven alavesa, monitora de spinning y socorrista en las piscinas de Salvatierra durante la temporada de verano, dedica una gran parte de su tiempo al deporte. Y cuando se le pregunta que deporte es el que más le gusta, no duda, el ciclismo.
Esta afición a la bicicleta, heredada de su padre, lleva con ella desde que con tan solo ocho años competía junto a su hermano y hermana.

¿Por qué crees que las mujeres tienen menos afición por el cicloturismo?

Creo que las mujeres no se decantan mucho por el ciclismo porque es un deporte que tiene poca recompensa y es muy duro. Es decir, exige mucho sacrificio y no ofrece resultados a corto plazo, hay que ser muy persistente. Creo que es un deporte que para practicarlo tiene que gustar de verdad,  tanto a hombres como a mujeres.
Pero creo que las cosas están cambiando, cada vez veo más mujeres en la bici, sobre todo a chicas jóvenes de entre 20 y 25 años.

Desde hace años perteneces a la Sociedad Ciclista Vitoriana ¿Cuántas mujeres sois en total?

De unos 300 socios que tiene la sociedad, solo cuatro somos  chicas.

¿Eso no os intimida un poco?

¡Qué va! Al contrario. Nos sentimos más protegidas. Creo que como somos pocas, quieren asegurarse de que nos quedamos con ellos (ríe).  La verdad es que en la sociedad hay mucho compañerismo, sin distinción de género.

¿Cómo empezaste a interesarte por este deporte?

Gracias a mi padre. Él era entrenador de ciclismo en las escuelas de la Vitoriana y
metió a mi hermano en el equipo para empezar a entrenar. Más tarde nos apuntó también a mí y a mi hermana.  
Mi padre siempre ha sido un apasionado de la bici, y él fue el que nos contagió esa afición.

¿Qué crees que tiene de especial el ciclismo?

El cicloturismo es un deporte que ofrece mucha libertad, aunque para ello tengas que tener una gran capacidad de superación. Además te da la oportunidad de conocer gente mientras haces ejercicio, es otra manera de socializarse.

¿Cada cuánto tiempo haces un hueco y sales a andar en bici?

Normalmente salgo los fines de semana, aunque, si hace bueno y tengo tiempo,  salgo también los martes y los jueves. Pero entre semana trabajo, me ocupo de la casa…  así que no me suele quedar mucho tiempo para hacer otras cosas.
Los sábados y domingos suelo salir cuatro o cinco horas cada día y normalmente voy a una media de 30 ó 32 kilómetros por hora.
Este año habré hecho unos 5000 kilómetros en total.

¿Entre todas las metas que has conseguido cuál destacarías?

La de la prueba Triparriscos, cuando después de una dura preparación de más de dos años, conseguí llegar la primera a meta. A una media de 34 kilómetros por hora, terminé la prueba en 2 horas 38 minutos.  Como premio me dieron un botella de champán de 3 litros que descorché con mis compañeros de la SCV.

¿Tienes alguna prueba en mente ahora mismo?

Pues ahora estoy pensando en volver a hacer la Triparriscos, e intentar hacer el mismo tiempo. También me suelo animar a participar en LA BLAN, la prueba Vitoria, así como en la prueba Beloki. Aunque en esta última no voy a poder participar este año porque se ha cerrado la posibilidad de apuntarse, creo que esta vez sólo podrán apuntarse los socios.

La última vez que participaste en la prueba Vitoria te dieron un premio especial…

Sí, la última vez me que participé me dieron un trofeo por ser la más veterana de la prueba, aunque la verdad es que sólo participamos tres mujeres.
Creo que esta prueba es muy dura, más difícil de conseguir que, por ejemplo, la Quebrantahuesos. Pero a la vez es muy bonita, merece la pena prepararse para hacerla.
Tiene algo especial, porque en la mayoría de las competiciones, los corredores sólo miran el tiempo, intentan batir el récord. Pero en la prueba Vitoria lo importante no es superar una marca sino simplemente disfrutar. En esta prueba hay un límite de personas, no pueden participar más de 300 ciclistas y eso la hace más familiar. La prueba Vitoria es una forma de hacer turismo más que una competición.

Creo que sueles salir con tu pareja a andar en bici…

Si, a veces salimos juntos. Es más, nos conocimos andando en bici. Su hermano empezó a salir con nosotros y más tarde se animó él. Y así, pedaleando, empezó nuestra historia, la cual no ha parado hasta ahora.
Lo más curioso es que mi hermana también conoció a su pareja haciendo ciclismo, ya ves, es un deporte en el que haces amigos y, a veces,  algo más.

Supongo que tantos madrugones para andar en bici te habrán privado de muchas cosas…

De muchas. Muchas noches me he privado de salir.
Esto me afectaba sobre todo cuando era joven, mi cuadrilla era la gente con la que salía en bici, porque a los demás amigos los dejaba un poco a un lado.  La bici me quitaba mucho tiempo y, al final, me quedaba un poco apartada de mis amigas.
Pero no me arrepiento de nada, creo que lo que he perdido por un lado se me ha recompensado por el otro.

Supongo que una chica deportista como tú, no solo practicará el ciclismo…

No, también tengo otras aficiones como la mountain bike. Una vez hicimos una ruta desde Badajoz hasta Cádiz en MTB.
También me gusta andar, hice sola el camino de Santiago, lo cual fue una experiencia extraordinaria que me ayudó mucho a descubrirme a mí misma.
Pero no hay ningún deporte  como el ciclismo en ruta. Con la bici de carretera sientes más la velocidad y el viento en la cara.  Además puedes ir disfrutando del paisaje.

Por Iris Murillo 

Salida Vitoriana 23;25.10.2011

Afrontamos ya la cuenta a atrás hacia el final de la temporada 2011 en cuanto a salidas con nuestra sociedad SCV. La primera de ellas con destino a Izarra, una salida de trámite en la que faltan numerosos componentes.
Lo más destacable es el accidente de uno de los nuestros cerca de Pobes y la preocupación por su estado de salud.
Afortunadamente, y después del importante susto inicial se encuentra recuperándose. Esperemos que se restablezca pronto, tanto él como el otro integrante que tenemos en el dique seco desde hace varias semanas. Les deseamos que estén con nosotros a la mayor brevedad posible, recorriendo las carreteras y disfrutando de la compañía. Este año ha habido caídas de cierta importancia, ojalá que pronto abandonemos esta mala racha y podamos disfrutar todos de lo que más nos gusta.
En la segunda salida con destino a Estavillo, bajo unas nubes amenazantes que se irán disipando, temperatura que ya comienza a bajar y un fuerte viento sur, nos juntamos varios componentes.
Salimos hacia el puerto Vitoria, el cual subimos a ritmo vivo en su parte final. El grupo se fragmenta pero en la bajada nos reagrupamos casi todos en la parte delantera de la salida. A partir de ahí, con un fuerte viento de cara, pasamos por Añastro y La Puebla hacia Estavillo, un pueblo situado en un alto, al que ascendemos cada uno según sus fuerzas.
Firma protocolaria, y vuelta alterando el recorrido inicial de Zaldiaran con otros amigos de la Vitoriana;  lo hacemos por Nanclares hacia Foronda aprovechando el viento sur para rodar en algunos momentos a un fuerte ritmo que hace incluso que nos dispersemos.
Entrada por Abetxuko hacia el punto de charla habitual después de las salidas, una risas y la sensación de que el tiempo fresco y ventoso nos indica que se acerca el invierno. Aunque aún podremos disfrutar bien abrigados mientras el cielo nos respete.

Por Jose Ramon Fdz. de Gamboa Barberan

viernes, 21 de octubre de 2011

Un futuro sobre ruedas

Jon Aberasturi lucha por convertirse en un profesional de la bici. Con dos mundiales, uno como juvenil y otro como sub23, la victoria en el Gran Premio de Portugal y muchas otras proezas a sus espaldas, este alavés lleva más de una década entrenándose para poder llegar a competir con los mejores en el equipo Euskaltel. 

¿Cómo empezaste a interesarte por las competiciones de ciclismo en ruta?
Con seis años empecé con el ciclismo en la categoría de Benjamines, pero lo dejé, quería probar con otros deportes.  Jugué a futbol, baloncesto, hockey… Pero ninguno me llegó a llenar del todo, así que con doce años volví a coger la bici y empecé en segundo año de infantil.

¿Qué tiene la bici que no tienen otros deportes?
Creo que es uno de los deportes más sacrificados, y eso conlleva a una mayor compensación. Cuando el objetivo es difícil de conseguir y exige de un gran esfuerzo, mejor es el sabor de boca que te queda al lograrlo. 

¿Tu intención es llegar a ser ciclista de Élite?
Ahora mismo estoy en la categoría continental profesional,  en el filial del equipo Euskaltel.  Después de hacer bachiller no tenía claro que quería hacer, al fin y al cabo, es arriesgado decidir dedicar tu vida al ciclismo. Pero es lo que a mí me gustaría; ser profesional y poder vivir de ello, así que me decidí y actualmente el ciclismo ocupa gran parte de mi tiempo, se puede decir que me dedico a ello. 

¿Cuáles son tus perspectivas para la próxima temporada?
Por el momento, este año estaré concentrado de lleno en el pase a Euskaltel, para poder ser ciclista de Elite. Intentaré hacer las cosas lo mejor posible para conseguir correr en la máxima categoría.

El mes pasado participaste en el Mundial de ciclismo en ruta 2011 de la categoría Sub-23 que tuvo  lugar en Copenhague  y fuiste el primer representante de España  en llegar a meta, consiguiendo el puesto decimotercero. ¿Era lo que esperabas?
No, siempre voy con intenciones de ser el mejor. Hay que estar motivado y yo lo estaba, además estaba muy bien preparado físicamente. Lo cierto es que estuve mal situado y mis compañeros no me pudieron ayudar en la recta final. (Cinco ciclistas representaron a España en esta categoría).Me quedé encerrado en el sprin final. Yo soy un corredor rápido, podía haber disputado mejor esa carrera pero las condiciones que tuve no fueron las mejores, no facilitaron las cosas.

No es tu primer mundial…
Es el segundo. El anterior a este fue hace cuatro años, en México. En este tampoco conseguí los resultados que esperaba porque estuve enfermo los últimos días.

¿Has ganado alguna carrera como profesional?
Si, la primera carrera que gané como profesional fue este año en  el Gran Premio de Portugal. Me hizo mucha ilusión ganar ese premio porque en esa carrera el final no me venía del todo bien, y aún así lo conseguí.  La competición consistió en una vuelta organizada en tres días. En la carrera del primer día llegué el primero y me dieron el mallot amarillo. Pero los días posteriores no obtuve tan buenos resultados,  al final conseguí el puesto número ocho en la clasificación general.

¿Como se prepara alguien para un mundial de ciclismo?
Este año colgaron un vídeo del circuito del mundial y con él me hice una idea de cómo iba a ser  y como debería entrenar. Hubo días que entrené haciendo tras moto en un circuito similar al del mundial. De todos modos, no basta con entrenar unos meses antes, hay que cuidarse durante todo el año para poder estar preparado para un competición tan importante.En esta ocasión el recorrido me ha parecido más sencillo que otros años;  era muy rápido y tenía muchos látigos.Ahora mismo ha terminado la temporada y tengo un mes de descanso, para poder desconectar de la bici. Después de este paréntesis retomaré mis entrenamientos otra vez;  primero  en el gimnasio y practicando otros deportes que no sean la bici. Más tarde empezaré a combinar la bici y el gimnasio hasta que en febrero ejercite solo con la bici.

Supongo que el ciclismo te privará de muchas cosas en tu vida personal…
Si, ahora que estoy “libre” aprovecho para hacer cenas, salir con los amigos y ese tipo de cosas que durante el año no puedo hacer por los entrenamientos y las competiciones. La verdad es que este deporte exige una dedicación plena. 

Y ahora que se ha acabado la temporada, ¿Coges la bici de vez en cuando?
Sinceramente, no (ríe). Dejo la bici en el camarote, que descanse por un tiempo.

¿Crees que el ciclismo tiene la atención mediática que se merece?
No, y menos aun comparando con otros deportes como puede ser el fútbol.  Y eso que en el País Vasco hay mucha afición por este deporte, lo pudimos comprobar en las dos finales de la  Vuelta a España que se celebraron hace poco en Vitoria y Bilbao. La gente seguía la competición, la vivía. Solo había que ver a toda la multitud que se concentró en la Avenida Gasteiz para animar a los corredores, fue sorprendente. Pero los medios de comunicación y sobre todo la televisión no apuestan seriamente por este deporte.

Por Iris Murillo

miércoles, 19 de octubre de 2011

Salida Vitoriana 16.10.2011

Amanece, como en días anteriores, el día fresco y soleado sin dar pistas sobre la niebla que encontraremos durante la ruta de hoy. El recorrido será una repetición de la que tuvo lugar el 28 de abril con destino Urturi.
En el punto de salida habitual, a las 9 de la mañana, nos vamos reuniendo los integrantes de nuestra grupeta con el resto de socios y simpatizantes de la Sociedad Ciclista Vitoriana. Son destacables algunas ausencias y también la grata presencia de compañeros con los que no habíamos coincidido hace un tiempo.
Tomamos la salida camino del puerto de Vitoria serpenteando por las calles aún vacías de transeúntes. 
En la primera dificultad del día se plantea una subida en grupo con lo que coronamos todos sin mayores incidencias.
Bajada soportando la baja temperatura del día y en Uzquiano se produce un sprint masivo como si de una meta volante se tratara, a partir de ahí habrá un pequeño corte que quedará diluido antes de Ventas de Armentia. 
Giro hacia Obécuri discurriendo agrupados hasta las estribaciones de la primera subida. Desde ese punto, por la dificultad del terreno y el ritmo de marcha, los miembros de la grupeta quedarán dispersos entre los distintos pequeños grupos que se van formando, llevando representantes prácticamente en todos y cada uno de ellos.
En la niebla que nos acompaña vamos encontrando a ilustres veteranos de nuestra sociedad que habían partido algún tiempo antes y a los que desde aquí mandamos un afectuoso saludo. Llegada a Urturi, repartidos en los diversos grupos y tras la firma correspondiente y corta parada iniciamos el retorno por Corres, no sin antes ralentizar la marcha y espera por ligera avería mecánica con la cadena de uno de nuestros componentes. 
El retorno lo realizamos agrupados, con alguna ausencia que se ha tomado el día con tranquilidad. Tras las continuas subidas y bajadas llegamos a Maestu, por fin ha salido el sol, y de ahí hacia el puerto de Azáceta.
La llegada a Vitoria se realiza igualmente juntos, no sin un cierto esfuerzo de uno de nosotros por el ligero despiste en el cruce de Aberasturi y el ritmo vivo con que se retorna en los últimos kilómetros. 
Toca a su fin la mañana con la habitual charla y refrigerio bajo, ahora sí, un sol espléndido. Pronto echaremos de menos días como éste tan agradables de otoño, pero eso será otra historia.





Por Jose Ramon Fdz. de Gamboa Barberan 

viernes, 14 de octubre de 2011

Salida del día doce, el Pilar

Son las 8:55 de la mañana y ya hay un gran número de gente reunida en la fuente de los patos, habitual punto de encuentro de los ciclistas de la Sociedad C. Vitoriana. 
Dan las 9:00 y salimos dirección Foronda. La mañana está muy fresquita y la niebla hace acto de presencia nada más salir de Vitoria. Al llegar a Nanclares la niebla empieza a desaparecer y la gente, subiendo Montevite, se empieza a animar y a subir el ritmo considerablemente. El pelotón se rompe en distintos grupos que vuelven a reagruparse en la bajada hacia Pobes. Cogemos dirección Igay a un ritmo tranquilo para que podamos llegar todos juntos a la subida del pueblo. Una vez coronado el alto, ya solo nos queda la bajada hacia Rivabellosa donde tenemos la parada y el control de firmas de esta salida. Algunos paramos para almorzar, tomar un café o simplemente para descansar. 
Después de firmar, salimos en dirección Rivaguda, unos antes y otros después, según la prisa que tenga cada uno por llegar. Normalmente los ciclistas de nuestra grupeta solemos hacer paradas breves ya que preferimos echar una cervecita en Vitoria después de la hazaña.
Sin apenas darnos cuenta, nos hemos plantado en el cruce de Rivabellosa. Es lo que tiene el ir hablando.  Van pasando los kilómetros hasta llegar a Treviño donde cogemos el desvío hacia el puerto de Zaldiaran, el reto del día, donde cada uno se las verá como pueda para subir la empinada cuesta. En el ascenso se parte el grupo. Los que están más en forma se disputan la subida, y esta vez Juan, sin que sirva de precedente, y con el permiso de Ramón, corona en primer lugar.
Arriba, se espera al resto del grupo, nos reagrupamos y bajamos hacia Vitoria, donde paramos en el restaurante Arkatza a tomar la susodicha cerveza mientras compartimos nuestras batallas y preparamos la próxima salida.

Por Miguel González

lunes, 10 de octubre de 2011

Y así empecé a pedalear…

Desde que en 1943 Jesús Ibisate, con sólo 14 años, se subió a una bicicleta descubrió una afición que le ha acompañado toda su vida y que hoy en día, con 82 años, sigue practicando con mucho afán.                      
Ibisate, todo una figura del cicloturismo, no solo ha dejado huella como aficionado a este deporte sino que además ha sido uno de los pilares de la Sociedad Ciclista Vitoriana y otros eventos deportivos como la Prueba Cicloturista Vitoria.  
 
¿Por qué la bicicleta?   
Siempre me ha gustado andar en bicicleta. La verdad es que he probado muchos otros deportes como la pelota mano, el fútbol… pero yo siempre me he defendido mejor en la bici. 
Recuerdo cuando era un chavál que mi padre me propuso un trato, si sacaba buenas notas, me compraría una bicicleta. Las notas no fueron buenas (admite riendo), pero me compró la bicicleta, la verdad él también compartía esa afición por andar en el biciclo. Y así empecé a pedalear. 
Creo que la bici no solo es un deporte, además es una forma de hacer amigos y sobre todo de viajar.
Esa inquietud de conocer los alrededores de Vitoria y de mucho más allá es la que me llevó a coger la bici y empezar a conocer mundo. A hacer lo que ahora se denomina 'cicloturismo' y que antes no era más que salir en bicicleta.
Es cierto que tanto las bicis como las carreteras han mejorado mucho, antiguamente las bicicletas pesaban mucho más y la mayoría de carreteras eran de tierra, salvo alguna que otra carretera principal.
Pero mi pasión por este deporte no ha estado condicionada nunca por ninguno de estos factores.
Además, aunque antes no íbamos a tanta velocidad, las distancias que recorríamos no eras más cortas que las que se andan hoy en día, por ejemplo las salidas que organizaba la S.C.V. entre los años 50 y 60 eran de una media de 120-140 kilómetros, y hoy en día, los ciclistas que salen en la categoría A (la más alta) hacen salidas de distancias similares.
Salir con los amigos a andar bicicleta siempre ha sido una de mis actividades predilectas, aunque ahora suelo salir solo ya que la mayoría de los que salen a andar en bici son más jóvenes y van a un ritmo más rápido. Yo suelo ir a una media de 23 kilómetros por hora. Eso sí, todavía tengo mucho fondo.
Suelo coger la bici los martes, jueves, sábados y domingos. Y si hace buen tiempo aprovecho algún día más, pero en esta vida no es todo bicicleta, también me ocupo de las tareas del hogar, cocino…
Además tengo otras aficiones como cuidar de mi huerta en la que cultivo puerros, acelgas, tomates, pimientos, peras, ciruelos, manzanos…  

En 1954 usted crea la Sociedad Ciclista Vitoriana junto con otros aficionados a este deporte. ¿Qué les incitó a crear una sociedad así? 
Después de la Guerra Civil Española no había ninguna sociedad en donde los ciclistas aficionados pudieran organizar eventos deportivos y por eso decidimos crear la SCV.
Cuando salíamos en bici nos solíamos encontrar con algunos de los socios de una Sociedad Ciclista Vitoriana (también se llamaba así) que existió antes de la guerra y ellos nos aconsejaron y animaron a sacar adelante nuestro proyecto. 
La cosa es que el concepto de andar en bici estaba cambiando por aquellas fechas, antes era un deporte que solo estaba al alcance de gente con una buena situación económica, es decir que los que andaban en bici eran los que tenían dinero. Y es curioso, porque cuando iban en bici vestían con ropa de calle 'elegantes', se puede comprobar en las fotos antiguas.
La bici se estaba convirtiendo en un deporte al alcance de todos y decidimos crear un lugar oficial para que todos los aficionados pudiéramos juntarnos y organizar marchas cicloturistas. 
Bueno, el caso es conseguimos crear la S.C.V. y en 1955 hicimos la inauguración oficial con una excursión a Estíbaliz, para que los frailes nos bendijeran las bicicletas (ríe al recordar). 
Y así se creó esta sociedad deportiva, que hoy en día ha crecido mucho y se ha convertido también, aunque sea como algo complementario, en una sociedad gastronómica.   

¿Cómo empieza la SCV a darse a conocer? 
Nos pusimos en contacto con otras sociedades de Bilbao que tenían más experiencia que nosotros como la Sociedad Ciclista Bilbaina, que ya ha cumplido más de 107 años, o la sociedad Deportiva Bilbao. Ellos se ofrecieron a venir aquí si organizábamos una prueba que pasara por Álava, Navarra y La Rioja y así decidimos crear la prueba BLAN (Burgos-Logroño-Álava-Navarra). 
Admito que los comienzos de la sociedad no fueron fáciles, sobre todo teniendo en cuentas los tiempos difíciles en los que vivíamos. Recuerdo que la SDP (Sociedad Deportiva Bilbao), tras mucho esfuerzo, consiguió permiso para que los ciclistas aficionados pudieran obtener pasaportes para pasar a Francia para hacer la prueba Bayonne-Luchón. Y es que durante la dictadura de Franco las relaciones entre Francia y España no fueron buenas y no era algo fácil conseguir esos permisos. 
Esta prueba transcurría por el Pirineo en un recorrido de 326 kilómetros que pasaba por puertos como el Tourmalet (2.115 m) o Aubisque (1.709 m), dos de los puertos más duros del Tour de Francia. Salíamos a las cuatro de la tarde y teníamos que terminar a las seis de la tarde del día siguiente. Es decir, 26 horas sin parar de pedalear, día y noche, con ayuda de una linterna cuando oscurecía. Hice cinco veces esta prueba, pero luego dejó de ser lo que era.  

¿A qué se refiere? 
Según pasaba el tiempo la prueba perdió su encanto, o mejor dicho los ciclistas perdieron esa pasión por el deporte, se convirtió en un competición, una carrera. El verdadero espíritu de la prueba se descompuso por aquella ambición por llegar el primero, por competir y batir el record. Hoy en día los ciclistas solo miran el cuenta kilómetros y el reloj, y se olvidan de los más importante, disfrutar y vivir el momento.   

Este año se ha tenido lugar la XXXI edición de la Prueba Cicloturista Vitoria, ¿Se ha animado usted a hacer los 250 kilómetros? 
No he participado como ciclista pero he tomado parte como uno de los organizadores que también exige mucho esfuerzo, además porque no decirlo, soy uno de los más entusiastas con este evento. 
Hay que admitir que es una prueba dura, lo que se conoce como ciclismo de fondo, los ciclistas 
necesitan estar bien preparados para hacer esta marcha cicloturista de 250 kilómetros que pasa por los puertos de Opacua, Urbasa, Lizárraga, Codes, Lapoblación, Herrera y Zaldiaran. Pero, a pesar de ser una prueba ardua, por lo general, todos los ciclistas consiguen llegar a la meta. 
Hoy en día la prueba Cicloturista Vitoria tiene mucho prestigio y ya es conocida a nivel nacional. En ella participan ciclistas de muchos lugares Castilla, Catalunya, Asturias, Madrid… y por supuesto País Vasco. 

¿Cuál será su próxima aventura? 
Otro año más voy a participar en la Prueba Cicloturista Internacional de Maspalomas en Gran Canaria que se disputará en diciembre. Un recorrido de 360 kilómetros dividido en cinco etapas, ese es mi próximo objetivo.  

Toda una vida encima de la bicicleta. Usted ha dado mucho por este deporte y este deporte le ha dado mucho a usted… 
Si, (sonríe con nostalgia) nos hemos pegado muchas palizas (refiriéndose a sí mismo y a sus compañeros de afición) encima de la bici, siempre hemos sido ambiciosos e inquietos. Sobre todo de jóvenes, cuando ninguna barrera era suficientemente fuerte para pararnos y ninguna distancia suficientemente larga como para asustarnos.
Recuerdo cuando fuimos al Monasterio de Piedra en Aragón ascendiendo por el puerto Piqueras con una fría nevada o cuando pedaleamos hasta Toledo para contemplar las obras del Greco, la Catedral y la Sinagoga judía.
Otra vez fuimos en bicicleta hasta Madrid para ver la final de la copa de Futbol y volvimos al día siguiente, o cuando nos desplazamos hasta Barcelona para presenciar la final de la Vuelta a España.
Gracias a la bicicleta he conocido lugares inolvidables y he vivido momentos irrepetibles.

Por Iris Murillo