viernes, 1 de junio de 2012

CRONICA DEL 28 DE MAYO DE 2012



 Viernes a la tarde. Correo electrónico. Ramón; “A que no hay coj….ones de ir mañana a Logroño por Bernedo y volver por Herrera? Frase mágica, ¿que ser humano con cierto orgullo de su virilidad se puede resistir a semejante desafío?, la verdad es que muy pocos, pero en el caso de Juan incluso responde que le va a partir las piernas” (todo ello entendido desde el punto de vista txirrindulari).
El sábado por la mañana, muy de mañana ya que todavía son las 8, parten Ramón, Juan y Sergio, rumbo puerto de Vitoria, Treviño Bernedo y la magnífica bajada hasta Logroño, en apenas 2 horas y a un ritmo tranquilo y apacible.
En Logroño descubrimos el verdadero interés de alguno por hacer la etapa en cuestión, que dista de la preparación de La Vitoria, pero eso lo analizaremos en otro momento.
Almorzamos cañita, pinchito de tortilla y cortado, solo nos falta el farias, pero decidimos arrancar hacia Gasteiz.
El tramo Logroño-Leza se hace hiperpestoso, con un viento en contra que consigue que estemos desenado llegar a Herrera y dejar de sufrir…………………., los cojones!!!!!!!!!!, una vez que llegamos al puerto descubrimos que el viento era una leve brisa y que no tenemos piñones suficientes para subir esa pared.
A mitad de camino vemos que un motorista se ha salido de la carretera pero que le están ayudando y no parece que hay mayores incidencias. Ya en la última recta del puerto y tras un sufrimiento indescriptible, frotamos nuestras bicis (a modo de lámparita mágica) y deseamos que arriba haya un txiringuito, con unas chavalas en triquini y unas cañitas frías, el genio no lo entendío bien del todo y nos puso una furgoneta, con tres amables caballeros y con coca cola-fría, agua, platanos, frutos secos, etc. En ese momento se ganaron el cielo y nuestros más sinceros agradecimientos, pues al menos, en ese momento salvaron una vida.
Después de eso el camino hasta Gasteiz, fue relativamente sencillo y ya en la capi, nos tomamos la preciada cañita, o fueron varias???????? Da igual, el caso es que llegamos a casa sanos y salvos y tal vez un poco charlatanes.


Por Sergio Fernandez Oleaga

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