COMO NOS GUSTA LA BICI!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Sobretodo cuando te levantas de noche, a las 5:00 AM más o menos, sí, sí,
las cinco de la mañana para el que no sea de ciencias, con el fin de desayunar
para coger fuerzas, paro que luego no se te revuelva el estomago cuando vas en
bici, que cuando te ve tu mujer levantarte de la cama solo escuchas refunfuños
y palabras sueltas, como tonto, si yo te dijera no lo harías y frases sin gran
coherencia…..
Pues a lo dicho, como habíamos quedado previamente, estábamos
a las 6:30 horas AM todos puntuales en Mendizorroza, bueno…., todos no…., que
hemos descubierto que en la grupeta tenemos un hijo prodigo, concretamente iba
con el número 181, se quiso ir con los PROS y …………., luego lo descubrimos.
La discusión en ese momento era si sería necesario llevar
manguitos o nó y el chaleco (alguno se trajo hasta el chubasquero el iluso de
él). Decidimos que los manguitos ni de coña y de este modo, en torno a las 6:40
o 6:45 AM (insisto en que son las seis menos cuarto de la mañana, por si acaso
alguno no le concuerda lo de andar en bici a estas horas, porque a mí según lo
escribo es que me da la risa….), partimos hacia Agurain Felipe, Juan, Miguel,
J.J., Joselito, Txumari, Juanma, Iñaki, Sergio y más gente que se unió a la
grupeta, aunque no todos iban a realizar el recorrido completo, si no de
acompañamiento en los primeros kilómetros, lo cual es muy de agradecer.
Tranquilamente partimos hacia Agurain, con un ligero viento
de frente pero sin mayores complicaciones. Iniciamos la ascensión a la primera
cota del día, Opacua, donde nos encontramos con los fruteros que también habían
salido previamente. Subimos con ellos a ritmo muy tranquilo y llegamos Juan y
yo solos arriba, dejándonos caer a continuación con el convencimiento de que el
resto de la grupeta nos alcanzaría en breve, pues subían justo detrás nuestro,
pero parece que se quedaron esperando a algún rezagado y hasta el
avituallamiento de Alsasua ya no les volvimos a ver.
Por lo demás, Juan y yo, a ritmo muy tranquilo, confiando en
que nos alcanzaran los nuestros, continuamos para adelante, donde comenzamos a
subir Urbasa y es ahí donde nos empiezan a pasar los pros, primero, los élites
después y por último, el NUMERO 181, efectivamente, es el bueno de Ra que ha
querido hacer su aventura por libre con sus nuevos amigos. Después de lo que
hemos hecho por él, así nos lo agradece, acompañarle a Logroño…, compartir esas
cañitas recuperadoras de última hora…,
en fin cosas de compañeros de por vida que luego te lo agradecen de este
modo. El colega nos cuenta que lleva una media de 31,8 km/h después de haber
subido Opacua y ya casi Urbasa. Pasa como una bala.
Nosotros continuamos tranquilos hasta el avituallamiento de
Alsasua, donde nos reagrupamos toda la grupeta, a excepción del susodicho que
parte rápido y veloz. Retomamos líquidos, nos desprendemos de ropajes extras y
reanudamos la marcha hacia Abarzuza. Por el camino nos topamos con un puerto “largo pero muy tendido”, palabras textuales
de Juan. Con el grupo que subimos había un valenciano que había venido a
Gasteiz a hacer la prueba y que no paro de vacilar con lo de “muy tendido”. Este txirrindulari
valenciá tenía a la novia que trabaja aquí y había venido para la prueba y era
probable que se marchara sin verla. Insisto COMO NOS GUSTA EL CICLISMO (aunque
a algunos más que a otros).
Subimos tranquilamente Lizarraga, aunque nos volvemos a
quedar Juan y yo con el grupo delantero y el resto de la grupeta lo sube por
detrás (luego nos enteramos que incluso pararon a tomar una Coca-Cola en el
alto de Lizarraga, hay que disfrutarlo).
Llegamos al avituallamiento de Abarzuza, primer sello de la
jornada, nos alimentamos, bebemos y nos reagrupamos de nuevo. Hasta aquí todos
venimos muy enteros y el ambiente es óptimo.
Arrancamos, y nada más comenzar rampa para arriba y luego rampa
para abajo, hasta Estella. Aquí descubrimos al inquilino de la jornada, los
mosquitos. En todo este tramo, desde Abarzuza hasta Herrera, la cantidad de
mosquitos que vamos a llevar en brazos, cara, piernas y otras partes que no da
tiempo a ver en la bici, es indigente, pero también es cierto que es aporte
energético sólido.
En el tramo entre Estella y Aguilar de Codes, Juan y yo
volvemos a distanciarnos ligeramente del grupo y hacemos el recorrido los dos
solos por unas carreteras hiperpestosas, con un sol agobiante y pensando
durante un cacho que nos habíamos perdidos porque no veíamos a nadie ni delante
ni detrás.
A falta de unos 10 km para llegar a Aguilar de Codes (zona
de avituallamiento líquido) comenzamos a ver los primero “cadáveres” de la
jornada. Gente que el tramo este les estaba comenzando a sobrepasar por el
calor, el sofoco, la falta de agua y porque ya llevábamos 170 km en las patas.
Un motorista de la organización nos pide que le tiremos el bote
y seguido, sin bajarnos de la bici, nos lo acerca de nuevo con agua fresquita,
lo cual es el revulsivo definitivo para llegar a Aguilar de Códes.
Allí nos encontramos el bueno de Ra, le había dado un golpe
de calor, llevaba ya una hora en el avituallamiento de Aguilar para cuando
llegamos nosotros.
Nos refrescamos en la fuente, tomamos, agua y Coca-Cola y
con la grupeta reagrupada, aunque con las fuerzas un pelín mermadas, retomamos
el recorrido para subir las últimas rampas hasta llegar a La Población. Hay que
agradecer a la organización los ventiladores que colocaron en este tramo del
recorrido para aliviar “la caló”, pero que no se molesten para el próximo año
porque apenas se notaba la brisa que emitían (por si alguien no pilla el chiste
son los aerogeneradores, que todo hay que contarlo, je, je, je).
De La Población bajamos como flechas hasta Laguardia, a
pesar de que por un lado algún despistado en el cruce de Meano quería alargar
el recorrido por Oion y por otro lado, que el tramo entre Elvillar y Laguardia,
con los continuos toboganes, se comienza a hacer pesado. Se nota que ya tenemos
casi 200 km entre pecho y espalda.
En Laguardia, nos refrescamos en los aseos, nos quitamos la
pila de mosquitos que teníamos encima, comemos algo ligero y partimos rumbo del
coco de la jornada, Herrera.
En este punto, de la grupeta original quedamos cuatro (al
menos que yo sepa, pero que nadie se sienta ofendido si no está incluido pero
es porque no me dí cuenta), las cuatro Jtas y el menda, o sea Juan, Joselito,
J.J. y Sergio.
Joselito ha salido primero y el resto después, nos acercamos
suave, suave a la pared. El tiempo ahora esta bochornoso y leemos el letrero en
el que te indican la longitud y la pendiente……….y vuelvo a insistir, COMO NOS
GUSTA LA BICI, porque si no es así, no entiendo cómo podemos pagar para poder
participar en algo tan duro, donde nada más comenzar a subir ves un reguero de
ciclistas a cada cual más jodido, alguno andando, otros sentados en las
cunetas, y los que continúan en la bici, pues con la cara desencajada, con los
ojos casi fuera de las órbitas y la lengua hasta el bote del agua buscando algo
fresco.
Subimos despacio pero seguros, cada uno a su ritmo y
buscando en el cuentakilómetros que marque 214,57, porque a la vista del cartel
de abajo, y con la neurona viva que nos quedaba hemos hecho la cuenta de los
kilometros y es lo distancia que tendremos acumulada cuando lleguemos arriba.
Subimos los cuatro como auténticos campeones, y aquí sí que
ya vemos que esto está dominado. Nos tumbamos un poco en la cuneta para
recuperar, trago de agua y carretera.
Aquí se nos une Miguel, pero una vez pasado Peñacerrada (el
tío que está gafado por lo visto), se le rompe el cable del cambio y ya tiene
que abandonar definitivamente la prueba, porque aunque estamos cerca del fin,
quedan todavía los toboganes hasta Ventas de Armentia y la última tachuela de
la jornada, que ahora perece un col de primera y que es Zaldiaran.
Además, hemos descubierto que ha salido al viento norte, que
nos pega de frente y nos va minando las pocas fuerzas que tenemos, pero
llegamos en grupo hasta las primeras rampas de Zaldiaran, donde aquí ya cada
uno por su cuenta, saca lo que le queda y sube como puede hasta arriba,
peleándose con la cuesta y el fuerte viento, que hasta llegar a Doroño es lo
que más hace sufrir.
Una vez arriba, nos reagrupamos y con una sonrisa de oreja a
oreja, nos dejamos caer hasta Mendizorroza, donde nos encontramos con todo el
personal.
Hay que decir que estamos tan descojonaos que no nos entra
ni la caña (flipa con lo que nos gusta!!!!!!!!!!!!), o será que no es la
cerveza de los lugares homologados por la grupeta????
En cualquier caso, prueba superada, 250 km, 3600 m de
desnivel, organización de 10, compañerismo de 11 (tanto de participantes como
de no, que MA hizo aquí una labor de fotografía y corte de viento fundamental
para la buena marcha del negocio) y solo queda decir COMO NOS GUSTA LA BICI!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! y hasta el próximo
año.
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