miércoles, 19 de septiembre de 2012

Salida del 16 de septiembre del 2012


Un nuevo domingo y una nueva salida de la Vitoriana, ahora en horario invierno, a las 9:00 h AM.
La grupeta bien representada con Ramón, Felipe, Juan, Miguel, Javi Txiki, Joselito, Enrique y Sergio y un nuevo fichaje para la etapa que venía ya vestido de amarillo pues se sabía de antemano que iba a ser el líder de la jornada. David (hijo de Enrique), fenómeno de la bicicleta que gana carreras como un campeón, y ya lo dice el dicho………., de tal palo tal astilla.
El sábado en general había sido excesivamente sosegado para unos y más durillo para otros. A modo de ejemplo tenemos a Juan y Joselito que anduvieron de playita (masaje y baño), Felipe también estuvo en la playa pero lo que hizo fue andar, andar y andar y encima subiendo y bajando escaleras -San Juan de Gastelugatxe- (tiene que aprender de los dos primeros), Miguel no tuvo otra idea que subir a Anboto y bajar corriendo (hay que recordarle que es ciclista no maratoniano de montaña, que esas cosas las hacen las cabras), David tuvo carrera el sábado, 120 km, cuatro puertos y 40 km/h de media (la verdad es que no se le notaba nada y si tuvo algún rasgo de sufrimiento en su cara no se le pudo ver porque lo único que le veíamos era el trasero) y Ramón y Sergio subieron Urkiola (en bici por supuesto), haciendo un total de 115 km.
Partimos en dirección Gopegi a un ritmo caribeño que nada tiene que ver con las salidas habituales de la Vitoriana, prácticamente había que mantenerse en equilibrio sobre la bicicleta, pero una vez que llegamos a la rampa de Manurga comienzan a aparecer las primeras hostilidades de la jornada y el ritmillo se aviva, aunque hay está David para mantenerles calmados enseñándoles los dientes.
En Murgia nos reagrupamos todos hasta que llegamos al cruce de Izarra, donde en la subida de La Piedad se desmonta el pelotón y los fuertes empiezan a tirar para adelante.
Este tramo hasta el alto de la Barrerilla resulta muy pestoso, con continuos sube y bajas y se acaba atomizando de modo definitivo todo el grupo.
Bajada rápida de La Barrerilla y a los pies de Orduña la grupeta se reúne y se comienza con la ascensión del puerto, suave, suave, suave, que todos, de un modo u otro estamos ligeramente tocados.
Subimos muy a gusto hasta que se acaban los árboles, donde no solo la rampa se hace más empinada, si no que sopla un viento de cara que prácticamente es más duro combatir contra él que con la cuesta. Haciendo de tripas corazón y muy despacito vencemos las últimas rampas y coronamos el puerto.
Para no quedarnos fríos continuamos sin parar hasta Berberana donde es el lugar de firmas. En el bar en el que paramos se saturan ante la llegada de repente de tanta gente y después de firmar vamos a tomar una Coca-Cola a una gasolinera que hay un poco más adelante, aunque alguno parece que se sirvió un chupito de super 98.
A partir de aquí regresamos a Vitoria-Gasteiz por una carretera bastante pestosilla entre Fresneda y Subijana-Morillas, con continuas subidas y bajadas, que con lo que ya llevamos en las patas hace nos remate el estado físico y anímico, y es que estamos en los últimos compases de la temporada y eso se empieza a notar.
Una vez superado Nanclares, en un intento de fuga sin precedentes, salta Javi Txiki, el cual toma una ventaja nada despreciable ante el estado entre perplejo y cansado de la grupeta. En estas que nos adelante un cadete a toda velocidad, que llega a alcanzar a Javi y viendo que no defiende ningún equipo, David salta a por él para intentar ficharlo para el Electro Alavesa. En seguida le pasa a Javi que ante le velocidad del adelantamiento casi le saca hasta el bidón del portabidones, aunque a pesar de ello esto no cesó en su intento y siguió tirando como un jabato.
Parece que entre David y el cadete acabó habiendo un inicio de trato con un probable futuro fichaje.
La grupeta lo vemos todo esto desde la distancia, hasta que David se vuelve a dejar caer y se organiza un pequeño grupo que decide cortar el intento de fuga antes de que este llegue a Asteguieta, así que nos ponemos manos a la obra, y dando relevos como auténticos pros (nadie nos vio para decir lo contrario), conseguimos dar caza a Javi en el alto de Estarrona.
A partir de este punto, la rutina habitual (que es de las más importantes de la salida, pues si no se celebrara estoy convencido que el número de participantes bajaría de modo alarmante), kañita tostada con sus correspondientes olivas y a la ducha con 100 km muy sudados.

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