Los pronósticos anunciaban chubascos a lo largo del día, pero siempre queda la duda si la franja horaria de la salida ciclista será pasada por agua o no. El recorrido de hoy, San Vicente de Arana, hacia que las posibilidades de mojarnos aumentaran, pero no se podía fallar, ya que para el resto de la semana santa daban pronósticos similares. Me presento en la salida de la fuente de los patos y allí me encuentro con M.A., Juan, Felipe, Dani y otros 30 animados ciclistas de "Rosa", que titubean al salir, por lo que arrancamos nosotros mismos en primer lugar. Saliendo de vitoria nos alcanza un grupo de unos 20 que nos lleva en volandas hasta el pie de Azazeta.
La subida a Azazeta se realiza bajo una intensa
niebla, por lo que enciendo mis luces y supone la fractura de la grupeta, Juan
y M.A. corren hacia adelante y Dani, Felipe y el que suscribe realizamos la
subida más tranquilos y rodamos sin juntarnos con ningún grupo hasta San
Vicente de Arana. El recorrido por Orbiso, Oteo, ha sido precioso, surcando
bosques de hayas y robles y pequeños riachuelos, el ritmos sosegado que hemos
llevado nos ha permitido disfrutar del paisaje haciendo de la travesía una
experiencia muy placentera. Llegamos al control de firmas, uno de los dos bares
de San Vicente, donde nos esperan Juan y M.A, donde firmamos y retornamos hacia
Vitoria. Juan tiene un plan alternativo, comida en Salinillas, a donde se
desplaza por supuesto en bici y nos abandona un poco antes. El resto, por
Sabando llegamos a Maeztu, disfrutando otra vez de bonitos paisajes, la bajada
se hace bajo una fina lluvia, por lo que hay que hacerla
con cuidado, ya que la carretera es estrecha y las curvas muy pronunciadas. La
grupeta vuelve compacta hacia Azazeta, realizando la subida a un ritmo
llevadero que permite que lleguemos todos juntos al segundo paso por la cima,
donde nos encontramos con una frondosa niebla que dificulta mucho la
visibilidad. En la cima nos encontramos con los "adelantados" de la
vitoriana que esperaban a uno de los suyos Vitoria rezagado en la bajada hasta
Maeztu. El descenso de Azazeta se hace muy desagradable, la intensa niebla, la
carretera muy mojada y la velocidad del descenso hacen que pasemos frio y a
pesar de los botines nuestros pies lleguen a mojarse. En la bajada nos han
pillado un grupo de unos integrantes que
ruedan a gran velocidad, las ganas de llegar a
casa hacen que nos unamos a ellos, incluso pasemos a dar algún relevo y
lleguemos rápidamente a Vitoria con un fuerte calentón en las piernas.
Por Jesús María Igartua
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